(El siguiente microrrelato está inspirado en la fotografía que acompaña a esta entrada. Se trata del reto «Viernes creativo» del blog «Escribe fino»)
El miércoles pasado la vi por primera vez. El tren paró en Orcasitas, y al levantar la mirada del periódico noté que en el vagón de enfrente una muchacha rubia me observaba fijamente. La casualidad hizo que los dos días siguientes volviera a verla, de idéntica forma, y así se fue creando entre nosotros un vínculo, alimentado por miradas y sonrisas furtivas. El viernes me cambiaron de turno en la empresa y apenado creí que ahí acababa todo. Sin embargo el lunes, otra vez en Orcasitas, los trenes se cruzaron y allí estaba ella. Ayer acudí al médico y entré a trabajar más tarde. Y me la crucé de nuevo. Intrigado, hoy he decidido tomar el tren dos horas antes y he vuelto a encontrármela. Por primera vez me he levantado del asiento, he ido hasta la ventana y me he fijado más en ella. Al ver el título del libro que estaba leyendo, y su sonrisa fofa, la atracción ha dado paso a un sudor frío y un dolor punzante en el pecho.
(174 palabras)
Sencillo a la par que muy intrigante, me gustó.
Buena forma de descolgarse y cambiarnos la predisposición, Miguel.
Un abrazo,