(El siguiente microrrelato está inspirado en la fotografía que acompaña a esta entrada. Se trata del reto «Viernes creativo» del blog «Escribe fino»)
JUEGOS DE AZAR
Cada vez que mi marido escucha hablar sobre el perineo, la próstata o el punto G, acaba cortando en seco la conversación y afirma y reafirma que esas son cosas de homosexuales. ¡A él que ni de pequeño pudieron ponerle un supositorio!
Hace dos semanas acertamos una de trece y el sábado pasado salimos a celebrarlo. Creo que fue la falta de costumbre pero después de la cena y las copas regresamos achispados, y con ganas de jugar. Comencé a besarle donde más le gustaba, y fui mordisqueándole el cuello, las orejas, los pezones… Recorrí con mi lengua cada centímetro de su cuerpo y cuando noté cómo su excitación iba creciendo quise explorar más allá. En cuanto me puse a ello me fulminó con la mirada, pero continué masajeando hasta que conseguí que estallara de placer.
Tengo catalogado ese sábado como uno de los mejores desde que nos conocimos, y creo que para él también lo fue. Y sin embargo lleva toda la semana, y apenas me ha hablado, pero me he dado cuenta que desde entonces apuesta de forma compulsiva a los juegos de azar.
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