Tras muchas horas de insomnio, tabaco negro, café, borrones y hojas arrugadas, llegó el momento de que Dolores escribiera el epílogo de su primera novela; una historia dura en la que al final había decidido matar al protagonista. Sabía que eso podía disgustar a algunos lectores, pero estaba convencida de su decisión.
Mojó la pluma y al acercarla al papel, para poner el punto final, notó un temblor extraño. A continuación las hojas que había escrito comenzaron a tomar vida. Asustada, se levantó de la silla y sintió que su cuerpo se paralizaba cuando primero una mano, y después otra, empezaron a sobresalir del papel. Entonces se echó a un lado, se acurrrucó en un rincón de la habitación y comenzó a chillar.
Jamás podrá contarle a nadie cómo esos dedos, que hasta hacía un momento acariciaban con mimo a cada mujer con la que se cruzaba en el libro, primero destruyeron en segundos el trabajo de dos años y después se abalanzaron a por su cuello.
(167 palabras)
(La foto que acompaña a esta entrada está tomada de aquí)
Es perturbadora esta materialización del personaje, Miguel. ¡Me gusta!
He de decirte que me alegra que hayas abierto esta ventana para conocer qué tenías escondido en los cajones del disco duro.
Un abrazo,
Gracias Pedro.
Tenía muchas historias que me veía incapaz de reducir a las 99 palabras, y por eso me he decidido a abrir este rincón.
Espero tenerte por aquí.
Un abrazo.
El micro de química era bueno, pero creo que este segundo lo supera con la fuerza de las imágenes y del concepto. Es como el reverso de las sombras de Grey (aunque no lo he leído, claro)
Y gracias por enlazar la página de las imágenes, porque es curiosísima. Saludos.
Pablo me alegra que te haya gustado porque tenía ganas de probar con otras cosas, y no sabía si lanzarme o no a publicarlas. Por cierto, yo tampoco he leído el libro.
El enlace está curioso. Merece la pena dedicarle unos minutos para echarle un vistazo.
Está claro que lo quería matar porque sabía lo que escondía en lo más profundo. Pese a que la materialización del personaje no es un tema demasiado extraño, lo has tratado muy bien en este texto. Mi enhorabuena, me gustó.
Ahí le has «dao». Ella mejor que nadie para saber que este tipo no era trigo limpio, como diría mi madre.
Saludos.
Hay que tener cuidado con los personajes que uno crea… Durante una temporada serán todos amables, amantes, besucones… por si las moscas 🙂
saludillos
Ya sabes eso de cría cuervos. Como bien dices, nunca se sabe.
Saludillos.
Magnífico el relato, Miguel. Y me alegra ver que cambiaste lo que te sugerimos de la heroína ;). A mí me gusta y me impacta mucho más así. Enhorabuena.
Gracias Inés.
Como ya te he dicho en otra ocasión las «discusiones » que teníamos en el taller me servían, y mucho.
Gracias.